¿Por qué no dejamos de hablar de wellbeing en decoración?

Wellbeing es la palabra de moda en el mundo de la decoración y el interiorismo en 2020. Con la crisis del coronavirus, percibimos la casa como un refugio: un lugar en el que necesitamos sentirnos a gusto, felices y conectados con lo que nos rodea. Pero, ¿qué es wellbeing? (bienestar en español). ¿Hay una forma de cuantificarlo? y, sobre todo, ¿por qué no dejamos de oír esta palabra asociada al hogar?

Wellbeing: una palabra repleta de contenido

En una reciente charla digital organizada por la diseñadora Nani Marquina, en la que se habló sobre el significado de wellbeing, la interiorista británica Ilse Crawford decía que se trata de un concepto que ha tenido sus altibajos en los últimos años.

Crawford contaba que el presidente estadounidense Theodore Roosevelt –cuyo mandato transcurrió de 1901 a 1909– fue el primero en interesarse por “un significado amplio de bienestar que engloba aspectos como la educación, el medio ambiente, la salud y la vivienda”. En realidad, decía Crawford, para Roosevelt wellbeing era “un derecho humano fundamental”.

En enero de 2019, con motivo del centenario del fallecimiento de Roosevelt, la escritora estadounidense Patricia O’Toole aseguraba en un artículo publicado en el diario The New York Times que “Roosevelt emitió docenas de leyes que crearon refugios federales de vida silvestre en terrenos públicos, una medida que protegió a los animales y redujo la contaminación”. Pero O’Toole también ahonda en su artículo en cómo para Roosevelt, la definición de grandeza nacional incluía el compromiso de mejorar la atención médica de todos los estadounidenses.

Para Crawford, la idea de bienestar también debería de ser sistémica. “Hay valores que no son individuales sino globales –decía. El bienestar tiene que ver con cómo hacer algo que sea mejor para la comunidad en términos sociales, económicos y de sostenibilidad”.

Wellbeing: estar conectados con lo que nos rodea

Por su parte, Nani Marquina relacionó el bienestar en decoración con “una sensación de confort”. Se explayó en cómo en su casa de campo puede ver desde sus grandes ventanales el paisaje: “los campos, los árboles, las flores y el mar –puntualizaba. Eso para mí es bienestar: fundir el exterior y el interior de la casa con materiales que aportan un mensaje de conexión con la naturaleza”.

 

Esa fusión de arquitectura y naturaleza, de interior y exterior, a la que se refiere Marquina viene de largo. Sin embargo, ahora, con la pandemia de coronavirus, ha vuelto a cobrar un significado especial.

Uno de los grandes proyectos de Richard Neutra, la Lovell Health House (Casa de la Salud), construida en 1929 para Philip Lovell, un excéntrico naturópata y columnista de prensa, cuenta con extensos porches y balcones. Pionera en muchos otros aspectos, el exterior era parte integral de la vivienda. Quizá más que cualquier otro de los primeros arquitectos modernos, Neutra difuminó la separación dentro-fuera que, hoy, un siglo después se revela fundamental en la vivienda contemporánea como modo de conseguir un mayor bienestar.

 

Probablemente, que la palabra wellbeing esté hoy –y vaya a estarlo también en 2021– en el ‘diccionario’ de todo diseñador, arquitecto e interiorista tiene que ver sobre todo con dos cosas: la omnipresencia de la tecnología en nuestras vidas y la pandemia de la Covid-19. Los móviles, portátiles y consolas nos han ido alejando del contacto físico con otras personas, pero ahora la pandemia de coronavirus supone que ese alejamiento ya no es una elección, sino una necesidad.

Precisamente por eso, “actualmente valoramos más las cosas sencillas de la vida diaria, como cocinar juntos, tomarnos una buena copa de vino, saludar a los vecinos, etc”, decía Crawford.

Por supuesto, esta actitud socializadora se traslada al interior de nuestras casas en forma de espacios abiertos, baños más decorados, un mayor gusto por las plantas, el auge de los materiales naturales y el interés por colores más suaves que nos conectan con la naturaleza y dan fe también del creciente interés social por cuestiones como la sostenibilidad.

“La sostenibilidad y la conciencia por los objetos que nos gustan y que significan algo marcará la diferencia en la decoración. El aspecto emocional de la casa va a ser muy importante al decorar el hogar. Como estudio, cuando proyectamos una vivienda partimos del punto de vista de que la decoración no es solo la guinda del pastel, sino una parte integral del proyecto”, decía Crawford.

Los materiales naturales, nobles, que resisten el paso del tiempo y provocan sensaciones y recuerdos serán, como decíamos, protagonistas en la decoración de las casas en los próximos años. El aspecto táctil va a jugar un papel destacado en el hogar. Necesitamos casas que reflejen quienes somos, que transmitan sensaciones, “hogares honestos”, en palabras de Crawford. “Probablemente –continuaba la diseñadora–, es un problema de consumismo. Nos gustan muchos objetos, pero no nos gustan lo suficiente”.

Fuente: Houzz